Siguiendo las indicaciones de un viajero esloveno al que conocí en Hanoi, los cuatro moteros nos dirigimos desde Sa Pa a la província de Ha Giang, en busca de la carretera de Đồng Văn, ciudad que da nombre al distrito más norteño de Vietnam. Los vietnamitas llaman a este lugar el “Polo Norte de Vietnam”.
Durante esta maravillosa ruta nos ocurrieron incontables anécdotas y momentos memorables. Alcanzamos de nuevo la ciudad de Pho Rang, una pequeña población en la que ya habíamos hecho posada unos días atrás en mitad de nuestro camino hacia Sa Pa.
Unos hombres se sentaron en una de las mesas del antro en el que pedimos la sopa típica de vietnam, el Pho. Ellos, sin embargo, disponían de una placa de metal ardiente en mitad de la mesa y gozaban asando al instante sus pedacitos de carne de poltro bañadas en salsa. Como parece ser la costumbre, nos invitaron a los cuatro a comer hasta hartarnos y beber. Beber eso sí. ¡Y mucho! Dudu, que se sintió muy valiente, trató de emborrachar a los seis vietnamitas obligándoles a brindar con el típico aguardiente de arroz por Vietnam, Mexico y “Tay Ba Nha”.
Es muy particular la forma en la que se brinda en el Sureste Asiático. Se debe tomar todo el vasito de un trago. Immediatamente después, uno debe de dar la mano a todos con los que ha realizado el brindis. Hay varias maneras de dar la mano. Se da la mano derecha, y, mientras dure el apretón de manos, la mano izquierda se sitúa encima del brazo derecho según el respeto que se tiene hacia la persona con quien te saludas. Colocar la mano izquierda encima del hombro derecho significa respeto informal, como hacia alguien que desconoces por completo pero respetas por educación. Colocar la mano izquierda encima del codo derecho significa respeto mas cercano. Se realiza entre amigos. Es probablemente el saludo post-brindis más utilizado. Finalmente, se puede colocar la mano izquierda cubriendo parcialmente la mano derecha, que es con la que se realiza el apretón de manos. Ello significa alto respeto. Se da lugar entre familiares, sobretodo de los más jóvenes hacia los más ancianos.
Efectivamente, aquella noche regresamos a nuestro hospedaje hartos de carne y alcohol. La madrugada siguiente nos topamos con una de las carreteras en peor estado que conocimos en el norte. El GPS la marcaba con el sugerente nombre de “Muddy Road”…
Tras aquella fangosa experiencia, alcanzamos Viet Quang, encrucijada con la carretera de la ciudad de Ha Giang. El día que partimos de Viet Quang hicimos una breve parada en mitad del camino para visitar un mercado con paredes y fachadas al más puro estilo soviético. En su interior pudimos encontrar todo tipo de bienes: pollos, cerdos, extraños peces en barreños, cientos de variedades de verduras, carnes y frutas…
Y así, con un arrebato de locura, decidimos comprar un pollo. Un pollo vivo! La señora, que no podía parar de reír desde el instante en que nos vio, se dispuso a matarlo y desangrarlo. A lo que nos negamos. Lo llevaríamos con nosotros en una jaula de mimbre, a lomos de la “Black Mamba”, la moto de Dudu. Como iba a viajar con nosotros, aunque fuera breve, le pusimos nombre: Ramón. Aquella tarde, en Ha Giang, y tras pasearnos con él, una mujer se ofreció a degollarlo y prepararlo asado. Todavía hoy recordamos al valiente Ramón, que pasó a formar parte de nosotros.
De noche, en Ha Giang la niebla se apoderó de la ciudad. Tuvimos la esperanza de que a la madrugada siguiente el clima mejorara, y estábamos determinados a salir. Pero fue tras unas decenas de quilometros que tuvimos que detenernos debido a la baja visibilidad. Así, pasamos una noche en la hermosa Tam Son, ciudad entre montañas.
La carretera que siguió al día siguiente fue, sin duda alguna, la mejor de todas las carreteras que hayamos tomado en nuestro viaje motociclero por el Sureste Asiático. Hay carreteras hermosas, pasos de montana bellos, y increíbles tramos de asfalto que se asoman por la ladera de vertiginosos precipicios… Pero nunca hubo, en este viaje, tramo comparable el de Tam Son – Đồng Văn – Niem Son. Las imágenes hablan por si solas.
Bajando las montañas de Niem Son, la “Black Mamba” sufrió un pinchazo en mitad de la nada. Aquella noche tuvimos que pasarla en casa de una amable família que se ofreció a acogernos, aunque esta vez tuvimos que donar algo por la comida y la estancia. Los siguientes días fueron un verdadero reto a lo que respecta la conducción en moto por senderos off-road.
Una confusión nos llevo a dar un rodeo de varios cientos de quilometros, y, al adentrarnos en la provincia de Bac Kan, a la busqueda del lago Ba Be. Un sinfín de cruces sin indicaciones nos hicieron perder el rumbo varias veces y, en uno de aquellos momentos, Carla – que viajaba en la “Matraca”, una moto semiautomática – perdió el control de su moto tras un pronunciado y inanunciado bache y terminó por caer de un puente de un metro y medio de altura aproximada.
Sin embargo, todo terminó en un sobresalto sin más consecuencias. ¡Carla estava bien! Solamente un poco adolorida. Incluso la Matraca seguía andando sin demasiados problemas. Evidentemente, Carla debía descansar, pero ello implicaba que nos quedabamos sin un conductor… Así que Dolors tomó la iniciativa y subio a la Black Mamba, mientras que Dudu y Carla siguieron en la Matraca.Finalmente, tras dar vueltas y vueltas, alcanzamos el lago Ba Be ya de noche. Dormimos en una casa de madera ya agotados los cuatro y visitamos el lago a la madrugada siguiente.
Tras este extraordinario periplo por las carreteras del norte de Vietnam era hora de regresar a Hanoi. Carla estaba todavía extenuada por el accidente, con lo que tomó la sabia decisión de llegar a Hanoi en el autobús mientras que Dolors (Black Mamba), Dudu (Matraca) y un servidor (Bella Lola) nos íbamos a recorrer casi 250 km del tirón para alcanzar la capital aquella misma noche.
Y así termina el capítulo de esta increíble aventura, conduciendo enloquecidos por el tráfico de Hanoi en la noche, sin faros – pues estos alumbraban muy poco en comparación con las esquizofrénicas luces de los anuncios y los puestos de venta de las abarrotadas calles y carreteras de la ciudad -, Dolors había tomado la iniciativa y prácticamente era imposible seguirla mientras reía como poseída y aceleraba serpenteando entre Toyotas y Land Rovers; Dudu, con los ojos achinados y llorosos de la velocidad y la humareda que rezuma de los tubos de escape de autobuses, trailers y demás gigantes de la carretera, gritaba enloquecido mientras cruzábamos a todo gas el puente de Cầu Nhật Tân, ¡ya estamos en casa!
¡Hola de nuevo!
Estás ya hecho un motero de pro, de la vieja escuela! ¡¡¡¿Pero qué coj****?!! Sé de aventureros que recorren medio mundo en moto, hay uno muy conocido, pero lo hizo en una flamante, nueva y maravilla de máquina: BMW R 1200 GS. ¡No en una bicicleta con motor de cortacésped!
Tienes el triple de mérito, macho. ¿Qué cilindrada tiene eso? ¿Qué consume? ¿Aguardiente de arroz? ¿Velocidad máxima? Bueno, primero…¿tiene velocímetro? Jajaja
En serio, admiración total y envidia sana a partes iguales. De imitar vuestra aventura sobre ruedas, o lo hago sobre una montura germana o nada… yo no tengo huevos para hacer lo que vosotros hacéis. Jejeje
Por otro lado. Tío, no puedes poner la foto del Pollo Ramón, que lo he mirado a los ojos, haciéndome ilusiones creyendo que sería un rider más y, dos frases más adelante… ¡os lo zampáis! Esos giros dramáticos no! Y menos con animales. Que soy muy aprensivo .ejejjeje Y bueno, no me gustaría VER perretes enjaulados o pasados al horno… si los veis… ahórranos la visión… … que sé que por aquellos lares pueden estar incluidos en el menú.
Ramón en nuestro corazón y en vuestro estómago, 4ever. Salvas al aire por Ramón. Q.E.P.D Al menos, espero que estuviera delicioso… él así lo hubiese querido, seguro. :_)
Espero que tu amiga se recupere pronto y bien de la caída, ya ha tenido su “bautismo” motero.
Un cordial saludo, mucho cuidado y a seguir disfrutando de esos paisajes que yo sólo veo en el National Geographic, son IM-presionantes.
Por lo que se refiere a Occidente, retrasad vuestra vuelta a casa lo máximo posible, fijo que por allí se respira más paz y seguridad.
V’ssssssss