Tras mi corto periplo por la hermosa isla de Palawan (a la que me prometí regresar en un futuro) llegué a la ciudad de Cebu, en el corazón de las Visayas.
Decidí tomar unos días para visitar Bohol y Panglao, dos islas unidas por dos puentes, y explorar sus arterias de asfalto a los lomos de una Honda XRM.
En Panglao disfruté de las hermosas playas al oeste de la isla, mientras que de Bohol me llevo el recuerdo de las horas en mi motocicleta cargando con todo el equipaje a mis espaldas, dialogando con los autóctonos y perdiéndome en los caminos de la selva.
Una tarde paseando por Panglao con una amiga viajera nos encontramos con una familia de la isla que pasaban el domingo de pícnic recogiendo todo tipo de almejas en la marea baja para cocinarlas al vapor. Comíamos con ellos y nos encontramos una enorme medusa de color violeta.
Pase varias noches en un hostal para backpackers llamado la granja de los cocos. Des de allí pude recorrer los barrios y conocer a las gentes y los lugares de Panglao hasta que un buen día me levanté y tome rumbo hacia la Siquijor, la isla maldita…